Amenazas a la seguridad en la nube: errores de configuración y otros riesgos que no puedes ignorar
La infraestructura en la nube es hoy el motor detrás del desarrollo, escalamiento y operación de servicios digitales. Pero esa misma agilidad trae consigo nuevas amenazas. A medida que crece la adopción de entornos cloud, también lo hacen los riesgos de seguridad, impulsados por la falta de visibilidad, errores de configuración y una comprensión deficiente del modelo de responsabilidad compartida.
Entre todos los desafíos, hay uno que destaca por su impacto y persistencia: las configuraciones erróneas.
Sin una estrategia clara para identificar y reducir estos fallos, las organizaciones dejan expuestos activos críticos a accesos no autorizados, escalamiento de privilegios y filtraciones de datos. En este blog, exploramos los riesgos más comunes, los errores técnicos que los provocan y cómo los equipos de seguridad pueden anticiparse para mitigarlos de forma efectiva.
Configuraciones erróneas: el punto débil más frecuente
La mayoría de las brechas en entornos cloud no provienen de vulnerabilidades zero-day. En su lugar, se deben a fallas básicas de configuración que podrían haberse evitado. Según reportes recientes de respuesta a incidentes, más del 80 % de las filtraciones en la nube están relacionadas con errores de configuración.
Entre los más comunes encontramos:
- Buckets de almacenamiento públicos (como AWS S3 o Azure Blob): permisos mal configurados pueden exponer datos sensibles directamente en internet, sin autenticación.
- Roles IAM y políticas demasiado permisivos: otorgar accesos amplios a usuarios, servicios o aplicaciones amplía el impacto si una credencial es comprometida.
- Tráfico entrante sin restricciones en grupos de seguridad o NSG: puertos abiertos —como SSH (22), RDP (3389) o bases de datos— son objetivos comunes en los escaneos automatizados de atacantes.
- Falta de cifrado de datos en tránsito o en reposo: no aplicar TLS o no configurar correctamente el cifrado puede provocar problemas de privacidad y cumplimiento.
- Herramientas de monitoreo y logging deshabilitadas o mal configuradas: sin registros de auditoría (como AWS CloudTrail o Azure Monitor), es casi imposible detectar actividades sospechosas o investigar incidentes a fondo.
Muchos de estos errores surgen por despliegues apresurados, falta de integración con DevSecOps o una asignación poco clara de responsabilidades entre equipos. Y se agravan con la escala y dinamismo de los entornos cloud, donde los activos aparecen y desaparecen rápidamente.
Otros riesgos comunes más allá de la mala configuración
Aunque los errores de configuración lideran la lista, no son los únicos problemas. Los equipos de seguridad también deben considerar un conjunto más amplio de amenazas frecuentes en entornos cloud:
- Shadow IT: cuando equipos implementan servicios en la nube sin aprobación centralizada, se saltan los controles de seguridad y aumentan los riesgos ocultos.
- Vulnerabilidades en APIs: las APIs en la nube suelen estar expuestas a internet, lo que las convierte en blancos ideales para ataques de enumeración, fuerza bruta o inyecciones.
- Gestión deficiente de identidades y accesos (IAM): la complejidad de las políticas IAM entre proveedores puede provocar privilegios excesivos, abuso de encadenamiento de roles o proliferación de usuarios.
- Higiene insuficiente en contenedores y Kubernetes: las cargas cloud-native requieren protección en tiempo de ejecución, aislamiento de namespaces y una gestión segura de secretos.
- Confusión sobre la responsabilidad compartida: aunque proveedores como AWS, Azure y GCP definen claramente sus límites de responsabilidad, muchas organizaciones siguen sin entender que "en la nube" no significa "seguro por defecto".
Cuando los errores en la nube se traducen en brechas reales
Las pruebas de penetración realizadas por el equipo de Strike revelan un patrón común: basta un solo punto débil —credenciales expuestas, un entorno de pruebas olvidado o un bucket mal configurado— para que un atacante gane acceso y se desplace lateralmente dentro del entorno.
En un caso específico, una política IAM mal diseñada en AWS permitió que un pentester escalara privilegios y asumiera un rol administrativo en cuestión de minutos. Desde ahí, accedió a snapshots de bases de datos sensibles y documentación interna almacenada en buckets expuestos. Todo esto en un solo movimiento, dejando claro lo rápido que se puede comprometer una infraestructura mal protegida.
Cómo detectar y prevenir amenazas a la seguridad en la nube
Los equipos de seguridad deben adoptar un enfoque continuo y proactivo para proteger sus entornos cloud, priorizando la prevención y la detección temprana:
- Monitoreo continuo de superficie de ataque externa
La visibilidad es el primer paso: no puedes proteger lo que no ves. Monitorea en tiempo real tu infraestructura expuesta para detectar subdominios, servicios o puertos abiertos sin intención.
- Aplicar el principio de mínimo privilegio con políticas IAM granulares
Audita de forma regular los roles, permisos y políticas. Usa controles de acceso basados en roles (RBAC) y evita credenciales hardcodeadas en scripts o variables de entorno.
- Automatizar la detección de errores de configuración
Herramientas como AWS Config, Azure Policy y plataformas CSPM de terceros permiten aplicar políticas de cumplimiento y detectar cambios de riesgo antes de que se conviertan en un problema.
- Activar registros y centralizar alertas
Aprovecha las funciones de logging nativas y envía los logs a un SIEM para correlacionarlos y generar alertas en tiempo real. Esto es clave para detectar incidentes rápidamente y hacer análisis forense.
- Realizar revisiones de seguridad y pentesting periódicos
Los escáneres automatizados son útiles, pero solo un pentest experto simula el comportamiento real de un atacante entre servicios y roles.
- Mantener un inventario actualizado de activos
Descubre de forma continua tus activos en la nube —incluso los efímeros— y etiquétalos por entorno (producción/desarrollo), propietario y nivel de sensibilidad.
Adoptar la nube no debe significar sacrificar la seguridad. Pero sin una gestión rigurosa, eso es lo que suele ocurrir. Las configuraciones erróneas y la falta de visibilidad siguen siendo los errores más explotados por los atacantes—no necesariamente las vulnerabilidades nuevas.
En Strike ayudamos a los equipos a proteger proactivamente su infraestructura mediante pentesting especializado y monitoreo continuo de superficie de ataque. ¿Listo para identificar y corregir cada error de configuración antes que los atacantes lo encuentren? Hablemos.